El Congreso ha sido una clara muestra del creciente empuje del turismo gastronómico, tanto en los ámbitos nacional como internacional. La colaboración de la World Food Travel Association y de otras instituciones internacionales se ha traducido en un congreso cosmopolita, diverso y enriquecedor, que muestra y consolida un brillante futuro del turismo gastronómico para Navarra y para España.
Frente al modelo de turismo low cost que se generaliza, la comida vuelve a ser un atractivo para los millennials y las nuevas generaciones, que piden a cambio experiencias cada vez más auténticas y personalizadas (food is sexy again!).
Tenemos que potenciar la cultura española de la hostelería como un valor diferencial, recuperando patrones de profesionalidad y de calidad del empleo que forman parte también de nuestra identidad gastronómica.
Aprovechando el Año Europeo del Patrimonio Cultural 2018, tenemos que reivindicar el valor de la gastronomía como recurso cultural, incluyendo el vino y las demás bebidas de forma indisoluble con este patrimonio gastronómico.
Necesitamos prestar atención a las preocupaciones ambientales de una cantidad cada vez mayor de la demanda, lo que incluye entre otros factores: la reducción del desperdicio alimentario, el bienestar animal, la tendencia a la producción ecológica y los productos de proximidad; así nos lo han orientado el “Protocolo Zero Positivo” para restaurantes presentado por la Università della Cucina Mediterránea, o el proyecto Erasmus+ T4F (Formación en alimentación sostenible para el desarrollo, en el marco de la economía social europea) presentado por ESHOB (Barcelona).
Es importante recorrer el camino desde la mera actividad hacia la experiencia gastronómica, aumentando los factores emocionales y las consecuencias memorables en función de perfiles de turista específicos.
La biodiversidad de la materia prima, unida a una fuerte reivindicación de la identidad cultural y la diferencia culinaria, explica el éxito y posicionamiento de destinos como Perú y Japón, y sirve de inspiración para el resto de los destinos gastronómicos.
El proyecto “Los paisajes de la Sierra de Madrid se sientan a la mesa”, nos ha reivindicado el valor de la identidad del territorio, la calidad del producto, la pasión del productor y la sabiduría del cocinero. Éstos son los cuatro pilares fundamentales para crear y posicionar el turismo gastronómico en un destino, tal como se ha presentado el proyecto al mercado en FITUR 2018, con sus circuitos ya listos para ser comercializados, basados en la Sierra de Guadarrama y en la Sierra Norte de Madrid.
La pasión por la innovación culinaria no debe hacernos olvidar la tradición, ya que la vuelta a la tradición resulta ser paradójicamente la mayor de las vanguardias.
Los avances tecnológicos para captar turistas gastronómicos son muy intensos; pero es necesario invertir más en desarrollar contenidos personalizados, segmentados y originales, preparados para los formatos digitales.
Tenemos que recordar que lo que convierte a un destino gastronómico en inteligente no es solamente la acumulación de tecnología; sino la combinación equilibrada de: innovación tecnológica, experiencias personales de alto impacto y gestión de la sostenibilidad.
Las grandes plataformas de reservas on line son también cada vez más conscientes de que la clave de su éxito futuro está en los contenidos y storytelling de alta calidad, que son esenciales en la elección del destino gastronómico.
Es necesario encontrar las herramientas que permitan la comunicación y promoción adecuadas de la cocina y los cocineros; las cuales se adapten a los particulares saberes, temporadas, horarios y espacios de trabajo de estos profesionales.
A la luz de los datos presentados sobre la demanda de turismo gastronómico en España, es claro que este turista se especializa y diversifica, y que su grado de satisfacción tiende a ser elevado; exigiendo al mismo tiempo un producto cada vez más personalizado e intenso en emociones. Ello nos lleva a un enorme e inmediato reto en innovación, especialización y diversificación en producto turístico gastronómico.
Necesitamos más inteligencia de mercado unificada para poder avanzar en producto turístico gastronómico, la cual permita tomar decisiones de marketing muy bien informadas y adaptar los productos a cada uno de los segmentos; desde los seniors o “silvers” a las nuevas generaciones de jóvenes gourmets hedonistas y responsables.
Tenemos que evitar masificaciones y banalizaciones de la experiencia turístico-gastronómica, centrándonos en la demanda y no solo en el producto o el territorio; tematizando e interpretando el patrimonio gastronómico, para evitar el riesgo de dañar la experiencia turística y de perder identidad.
Podemos aprovechar la demanda de los grandes mercados emisores que cuentan con alta cultura gastronómica, mientras por otro lado creamos cultura y conciencia gastronómicas en nuevos mercados y nuevos segmentos que alimentarán nuestro turismo gastronómico en el futuro.
Tenemos que dar también las gracias a la tremenda pasión que hemos visto en este congreso en los productores agroalimentarios presentes, que nos traen en vivo la voz de la tierra que es donde nace todo.
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