La descarbonización progresiva de la actividad turística en general es uno de los grandes retos del turismo en el ámbito global, aunque es un debate aún más vivo en los destinos más masificados y en los que más sufren las consecuencias directas del cambio climático, sobre todo en destinos costeros de todo el mundo.
No hay duda de que la presión que ejerce el cambio climático, unida a la cada vez mayor difusión y sensibilización públicas de los impactos ambientales negativos de la actividad turística, intensifican el debate abierto y la urgencia de las medidas de mitigación de dicho cambio climático.
Por otro lado, se da una contradicción evidente con la situación que se está viviendo en muchos destinos en la aún temporada alta; en la que hemos vuelto a la situación pre-pandemia: han vuelto los grandes atascos, la expansión del modelo low cost, la sobrecapacidad turística y la turismofobia en muchos destinos emblemáticos del Mediterráneo, entre otros impactos que recuerdan mucho a la “vieja normalidad”.
Pero estos impactos llegan aún más lejos: ¿Podemos –por ejemplo- promover turismo hacia zonas rurales aisladas en las que ya no hay apenas transporte público, ni puntos de recarga para vehículos eléctricos, y a la vez promover la descarbonización del turismo mientras miles de vehículos llenan los destinos? El debate queda abierto para sucesivos posts.
Para dar algunas respuestas, el proyecto Erasmus+ ATRE-Actuar para un Turismo Responsable en Europa, del que formamos parte, lanzado en primavera de 2022 desde su reunión inicial en Bolonia, tiene como su objeto promover los viajes bajos en carbono en Europa. Cuenta con una red de partners en varios países, liderados por ATR – Francia: MKP – Grecia, AITR – Associazione Italiana Turismo Responsabile – Italia, UPAV – Union Professionnelle des Agences de Voyage – Bélgica y TravelPro Formations – Francia.
Ante este panorama, es necesario también abrir el debate sobre las medidas concretas que se pueden tomar para reducir las emisiones de carbón en el turismo. Normalmente éstas se concentran en el transporte, fomentando la movilidad sostenible y eléctrica, de la que ya hay muchos ejemplos en el mercado; pero es necesario tener asimismo en cuenta otras fases -menos estudiadas en este campo- de la cadena de valor de la producción turística en las que también se pueden reducir las emisiones: envases, embalajes, distribución local, generación y gestión de residuos,… pero dejemos este tema tan amplio para un siguiente post.
Para empezar a responder a todas estas cuestiones, en el marco del proyecto ATRE tenemos previsto generar herramientas amenas, accesibles y prácticas para contribuir a la reducción de las emisiones del carbono en el sector de los viajes y el turismo; por medio de la formación, de la gamificación, de una aplicación para móviles que facilite la información; entre otras acciones, y en todos los idiomas que cubre el proyecto. Como el proyecto está en plena ebullición, os iremos informando según vayan estando disponibles las herramientas y espacios para conseguir todos juntos, el sector y los turistas, un turismo cada día más amigable con el cambio climático.
Deja tu comentario